n
los
más profundos secretos
que
guarda el colchón,
y
solo al sentir la sal de su sabor
la
agriada de lo conocido,
de
lo impío esplendido señorita,
que
abraza y no suelta,
que
grita y como nadie es terca
ya
que no me sueltas,
me
incitas a que te muerda,
pero
primeramente me tomare un café,
supe
que la cafeína,
nos
vuelve activos, no dormimos
como
dicen los consentidos,
bien
acurrucaditos,
y
uno que otro toque en la noche
violentos
y colmados
de
ese liquido amargo,
negro
y doloroso
no
se puede ver nada
más
allá de su color
sin
embargo existe
el
reflejo de nuestro amor…
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