Ay si, ay si, señorita de los mil demonios
y el millar de amores,
el talón se desliza ,
el corazón se atrofia,
la mente se disloca y la mente tan sucia,
las luciérnagas posan para la cámara
que guarda con recelo el alma,
y tan pura,
aquella lucha
que atestigua mi lengua contra tus pechos,
y tan pura la batalla mística entre mis dedos
que reposan en los rosados pétalos,
que me concedas un beso,
después de un largo sueño,
y en la mañana al observar tu cara,
el impulso el simple acción del amar.
A veces, a veces , acontece que tras tu fotografía,
y la santísima desolación que toca mi hombro
y se deleita con mi dolor,
sonrió,
sinvergüenza,
las memorias de mis piernas,
los recuerdos de tu lengua.
Liberte Égalité Fraternité
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